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**DISCLAIMER** Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.
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BLACK FOREST, LA NIEBLA
Capítulo 34
“No lo digas…”
Let her go
-¡Ha sido increíble!-Fuera de la academia Sam no cabía dentro de sí, la euforia estallaba en su cuerpo obligándole a saltar y gritar de alegría.
-¡Ha sido aún más que increíble! ¿Has oído lo que ha dicho?
-“No es posible que no tengas estudios musicales, hay algo que no nos estás contando”-Sam fingió un tono de voz elitista poniendo el meñique hacia arriba como si bebiera de una taza de té invisible.
Katrina rio a carcajadas. Linda les seguía de lejos sin poder alcanzarles el paso. Sam aprovechó para acercarse al oído de Katrina.
-Puede que tengan razón, mi profesora tiene más conocimientos que todos ellos juntos.
-A lo mejor les has hechizado… te recuerdo que desciendes de brujas…
-Me pasa constantemente.-Ambos rieron juntos.
-¿Qué es tan gracioso?-Preguntó Linda cuando al fin llegó.
-Son un poquito pretenciosos.-Explico Katrina.-Pero tienen buen gusto está claro.
-Parecían muy sorprendidos.-Linda estaba de acuerdo.
-Bueno, que estén sorprendidos no quiere decir que me vayan a seleccionar.
-Te van a seleccionar y a rogar que les firmes las camisas.-Dijo Katrina firmando el pecho de Sam, él tomó su mano.-¿Cómo hacemos ahora? ¿Vais en bus juntos o te animas a que te lleve en moto Linda?
-¿Yo? Ni muerta me subo a una moto. Adelantaros vosotros, de todas formas quería hacer un par de cosas antes de ir a casa.
-¿Seguro? Podemos ir juntos en bus.-Propuso Sam algo preocupado.
-¡No! Tranquilo, no tardaré mucho.
Linda se despidió de ambos con un abrazo. Al separarse de Katrina le guiñó un ojo, un gesto que no pasó desapercibido para Sam. Tirando de su mano, Katrina le guio hasta la moto. Sentía que se había quitado un peso de encima. La prueba había pasado, la suerte estaba echada. Observó a Katrina ponerse el casco. Ella le devolvió una mirada interrogante.
-¿Qué ocurre?
-Nada…-Sam sonreía inconscientemente. No había parado de hacerlo desde que había abandonado el piano.-Creo que tengo que darte las gracias… por todo.
-No tienes que darme las gracias.
-Me has ayudado…
-Lo he hecho porque he querido.-Le pasó el casco para que se lo pusiera.
-No lo habría conseguido sin ti.-Contestó Sam aún embelesado sin reaccionar a los golpecitos que hacía el objeto en su pecho.
-Te quitas méritos.-Le acusó Katrina mientras alzaba los brazos para ponerle el casco al comprobar que no había respuesta desde el planeta de Sam.
-Tú también te los quitas…
-Eso no te lo discutiré.-Al abrocharle el casco, Katrina, estaba a punto de deshacerse bajo aquella mirada. Una mirada de admiración, devoción, comprensión, profunda conexión. Poseída por el imán de esos ojos azules se acercó a él con un susurro suplicante.-Deja de mirarme así.
-¿Por qué?
-Porque acabaré creyéndote.-Pronunció acariciando sus labios con su aliento.
***
Al llegar a Blackesley El sol del mediodía bañaba la escalinata de piedra de la entrada. Una ligera brisa recordaba que el verano se estaba acabando y que pronto la niebla regresaría a Black Forest. Katrina abrió la puerta, se hizo a un lado con una reverencia para que Sam pasara delante. Él se rio sin comprender a qué venía eso tan repentinamente. Cuando pasó al interior lo entendió al instante.
-¡Felicidades!-En el hall esperaban Yakima, Leah, Sara, Tomás, Gabriel y John que desde que Tomás y Leah habían hecho las paces no le había quedado más remedio que tragarse su orgullo y aceptar su error.
La sala estaba plagada de globos de colores, se oía música y habían puesto una mesa con aperitivos y bebidas. Un enorme cartel de “Felices 19” colgaba de lado a lado de la pared.
-Pero…-Sam estaba boquiabierto.-Si mi cumpleaños no es hasta dentro de dos semanas.
-Lo sabemos… queríamos darte una sorpresa.-Explicó Katrina colocándose a su lado.
-Sí, además este año vamos a estar un poco desperdigados…-Dijo Yakima algo apenada.-¿Qué tal ha ido la audición?
-Pues… yo diría que bien…-Pasada la adrenalina, Sam, no podía asegurar sus resultados.
-¿Dirías? No le hagáis caso. Los jueces estaban gratamente sorprendidos con él.
-Porque no tengo estudios previos por eso se han sorprendido.
-¡Pero eso es bueno!-Animó Sara.
-Supongo… ¿Y vosotros? ¿Habéis recibido la admisión de la Universidad de Herish?
-¡Sí! Y en mi primera opción además.-Dijo Yakima orgullosa.
-¡Yo también! ¿Te han dado la beca completa?-Le preguntó Sara.
-¡Sí!
-Yo no la he conseguido completa, pero bueno he entrado que ya es… Madre mía la uni…-Leah se llevó la mano a la frente pensando que tendría que tomarse los estudios más en serio.
-¿Entonces vamos a ir todos juntos?-Sara puso una mano en el hombro de Gabriel esperando confirmación.
-En realidad… No he solicitado plaza en Herish. Me voy a estudiar medicina a la capital.
-¡Te han aceptado!-Yakima abrazó a su amigo emocionada.-¿Cómo no me lo habías dicho?
-Quería hacerlo en persona… y aún lo estoy gestionando la verdad…
-Te va a ir muy bien, estoy segura.
-¿Medicina? Yo imaginaba que cogerías filología o algo así.-Sara parecía sinceramente sorprendida.
-Estaba entre mis opciones, aún así… lo tengo claro desde hace tiempo.
-Te lo mereces Gab… Jo… me hacía ilusión que fuéramos todos juntos a la uni…
-Buenos… todos…-Leah miró hacia Tomás y John mordiéndose la lengua.
-Puede que no todos vayamos a la universidad, pero si voy a estudiar en Herish, he aprobado todo lo que me quedaba de la secundaria y el año que viene empiezo el bachillerato para adultos.
-¿¡Has aprobado todo!?-Preguntó su hermana sin poder creerlo.
-¡Sí, estúpida!
-¡Felicidades!-Todos se volcaron en felicitar a John. Sabían lo mucho que le había costado llegar ahí.
-¡Dejadme en paz!-John se quejaba fingiendo molestia cuando no podía borrar la sonrisa de su cara.
-Pues no pensaba decirlo porque no es seguro… ya que estamos. Yo también estoy pensando en hacer un curso superior en la ciudad así que no os olvidéis de mí con vuestra vida universitaria.-Confesó Tomás sin quitarle ojo a Sara que le devolvió una mirada cargada de significado.
-¿Y tú Katrina? Que no nos cuentas nada.-Le acusó Leah entre risas.
-¿Yo?-La pregunta no le pillaba de sorpresa, en algún momento tenía que surgir y ahí estaba para recordarle el inevitable final del sueño que había sido fingir ser humana.-Aún no me he decidido. Lo que sí sé es que me voy de Black Forest, ya sabéis, el trabajo de mi padre…
-¿Y algo relacionado con la restauración? Sabiendo que a tu padre le va tan bien…-Propuso Yakima.
-Sí, podría ser.
-Eso quiere decir… que vamos a despedirnos de Katrina y Gabriel…-La sonrisa de Sara se borró en ese instante.
-Eso parece.-Le confirmó Katrina.-Pero hoy no es el día. De hecho.-Katrina se acercó a la mesa a por una copa.-Quiero hacer un brindis. Por mis amigos. Gracias por dejarme conoceros. Por coincidir conmigo en esta vida. Compartir vuestro tiempo y hacerme sentir viva.-Katrina se detuvo en las caras de todos ellos, había sido un año demasiado corto. Sus ojos se pararon en Sam. Sus iris azules se ahogaban en unos párpados decididos a aguantar aquellas lágrimas que pronosticaban la despedida inminente.-Os deseo un futuro brillante.
-Jo… Katrina…-Sara no tenía unos párpados tan fuertes. Sus lágrimas cayeron al escuchar las palabras de su amiga arrastrando con ella a Gabriel que la abrazó llevado por la pena de decir adiós.
***
-No te dejes el inhalador.
-No, mamá…
-¿Llevas sábanas?
-En la residencia hay sábanas.
-No me fío. Llévatelas por si acaso.
-Vale…-Gabriel sale de la habitación para meterse en el baño. Su madre estaba demasiado nerviosa y se lo estaba contagiando. El nerviosismo era cosa de familia, él ya tenía por su parte no necesitaba más. Fue a la cocina para encontrarse con su padre haciendo la cena.
-Gabi, no tienes buena cara ¿Estás bien?
-Sí…
-Tranquilo hijo. Cuando estés allí verás que no es para tanto.-el hombre intentó animarle sin que surtiera mucho efecto. El timbre sonó sobresaltándoles a ambos.-¿quién será a estas horas? ¿Vas a ver quién es?
-Sí…-Gabriel arrastró los pies hasta la entrada. Abrió la puerta pero al otro lado no había nadie.
-¡¿quién es?!-Preguntó su padre desde la cocina.
-¡Nadie…
-Desde luego, la única noche libre y tienen que venir los niñatos a hacer el…
Gabriel no escuchó la última palabra. Salió de casa al ver un coche aparcado fuera que conocía a la perfección. El perfil de Hans lo esperaba apoyado en el capó. La luz amarillenta de la única farola de la calle teñía el humo de su cigarro. Con el corazón en la mano Gabriel se acercó, sintió sus ojos llenarse de lágrimas.
-Mañana es el gran día ¿No?-Hans se veía tranquilo. Miraba a Gabriel con su sonrisa habitual como cualquier otro día.
-¿Has venido a despedirte?
-¡Claro! No soy tan cruel como para dejar que te vayas sin decir nada.-Hans tiró el cigarro al asfalto. Se acercó a Gabriel con cautela y le secó las lágrimas con el pulgar.-¿Estás asustado?
-¡Sí!-Gabriel cayó en el regazo de Hans sin esperar a ser invitado.
-Gab… has estado en situaciones bastante más peligrosas que ir a una ciudad nueva…
-Lo sé… pero me ha costado llegar a sentirme cómodo aquí y ahora que parece que empiezo a conseguirlo…
-Creía que era lo que querías.
-Lo es. Lo es. Pero y si llego allí… y todo es igual.
-No volverá a ser como antes.
-¿Y cómo lo sabes?
Hans levantó la barbilla de él para despegarla del suelo.-Porque no eres el mismo de antes. Puede que te encuentres con gente que quiera derribarte, por el motivo que sea. Eso no va a cambiar. Pero no será igual Gabriel ¿Me prometes una cosa?
-¿El qué?
-Prométeme que llegarás allí y en cuanto pongas el primer pie en tu nueva vida, lo harás con la cabeza alta. Prométeme que serás el hombre que quieres ser.
-Te lo prometo, Hans… Hans…-Gabriel tragó saliva sus cuerdas vocales no paraban de temblar. Tenía miedo. Cumpliría su promesa, al final, el valor no existe sin miedo al que enfrentarse.-Hans Te qui…
Hans le besó. Sintió las manos de Gabriel aferrarse a su chaqueta. Se dio cuenta de que ya no tenía que inclinarse tanto como antes. Gabriel estaba cambiando, mejorando y le esperaba toda una vida humana por delante. Se separó de él.
-No lo digas…-susurró en sus labios.-Si lo dices no te dejaré ir. No lo digas, por favor.
Gabriel se mordió la lengua tragando sus palabras. Hans lo sabía. Con eso era suficiente.
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Estreno del capítulo 35: 18.02.2021
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