Black Forest La Niebla | 33

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Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.

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BLACK FOREST, LA NIEBLA

Capítulo 33

“tienen la misma voz…”

Iris

Katrina abrió los ojos en su cama. La sangre de Sam le hacía sentir cierta somnolencia al atravesar sus venas. Recordó que la primera vez que lo hizo también durmió al llegar a casa, Krysta aprovechaba esos momentos de debilidad para tomar control de su inconsciencia torturándola con pesadillas. Quizá el chico también poseyera algún nivel de influencia, al fin y al cabo, no era un humano corriente. Al mismo tiempo le daba la fuerza suficiente como para contrarrestar el efecto del sol durante un tiempo. Un tiempo que cada vez era un poco más corto. La advertencia de Krysta se cumpliría, estaba segura, no era una amenaza vacía. No podía seguir dependiendo de la sangre de Sam para siempre, debía hacer algo al respecto.

La alarma del teléfono de Sam salvó a Katrina de aquel tren de pensamientos que descarrilaba hacia una conclusión triste. El momento de decir adiós llegaría pero no ese día. Ese día era la audición para solicitar matrícula en la Academia de Artes de Herish. La gran oportunidad que estaban esperando, sobre todo Sam que no había parado de trabajar en todo el verano. Habían escogido la maqueta que envío para participar en la prueba, un paso muy importante, pero aún quedaba lo peor, tocar en directo.

Sam se aferraba a la cintura de Katrina con fuerza. Menos mal que no era humana sino le habría cortado la respiración. Estaba nervioso a niveles desconocidos, su corazón latía tan fuerte que parecía buscar una salida de su prisión. La moto de Katrina cortaba el aire a gran velocidad. Conforme la distancia menguaba la tensión acrecentaba. Si hubiera podido morderse las uñas con el casco puesto se habría comido ambas manos.

La academia se encontraba en una zona ajardinada de la ciudad. Grupos de gente charlaban animadamente sentados en la hierba. El ambiente era agradable, invitaba a formar parte activa de él. En el hall principal había una placa con una inscripción:

El Palacete Waveblade construído en el siglo XVI.

Pertenecía a la familia Waveblade, los cuales fallecieron en su interior en un trágico accidente. La construcción se donó a la ciudad de Herish y todos sus habitantes. Ha tenido varios usos, como biblioteca, museo y teatro.

En 1935 se fundó la Academia de Artes de Herish, hasta nuestros días.”

Se acercaron a la recepción donde una chica con gafas y algo despeinada atendía a los alumnos que se agolpaban sin demasiado orden.

-¡No es posible que no me hayan seleccionado para la audición! ¡Llevo en el conservatorio desde los ocho años!-Un muchacho increpaba furioso a la chica de gafas.

-Lo siento, pero no apareces en la lista. Ya lo he comprobado 3 veces…

-¡Tiene que haber un error!

-¡Buenos días!-Katrina abriéndose camino, alzó la voz por encima del resto.-¿Dónde son las audiciones para los aspirantes?

-En el salón de actos n.º 3, tienen que bajar por aquellas escaleras.-Señaló la muchacha sin mirar con ambas manos llenas de papeles.

-Esto es una locura…-Susurró Sam.

-No eres el único que está nervioso.

-Uf…

-Tranquilo… irá bien.

Una hilera de sillas a cada lado del pasillo plagadas de jóvenes les dio la bienvenida en la puerta. La presión se masticaba en el aire. Katrina tomó la mano de Sam en busca de un hueco donde sentarse. Al lado de una chica de piel oscura que afinaba una guitarra había dos asientos. La muchacha apartó un poco el mástil para dejar espacio.

-Gracias…-Dijo Sam.

-No es nada ¿También os presentáis a la audición?

-Yo no, solo él.-Explicó Katrina.

-Entonces somos rivales. Encantada de conocerte soy Grace.-Ella le tendió la mano a Sam con una luminosa sonrisa en su rostro.

-Igualmente, yo soy Sam ¿Sabes… cuándo nos dejan pasar?

-En teoría es por orden de inscripción… así que ni idea. De vez en cuando sale una mujer con muy mala uva a llamar.

-Perfecto…

-¿Con qué te presentas?

-Pues… es una composición a piano…

-¿Propia?-Preguntó Grace con los ojos como platos.

-Sí.

-¡Qué valiente! Normalmente, todo el mundo lo hace con una versión…

Sam se volvió hacia Katrina con cara aterrorizada. Ella respondió con una risa accidental.

-Es bueno diferenciarse de los demás. Haciendo una versión es más fácil que coincidas con otra persona cayendo en comparativas. De este modo eres el único que va a tocar tu canción. Es bueno, hazme caso.-Katrina posó una mano en la espalda de él. Sam apoyó la cabeza en su hombro con un suspiro.

Grace los miró mordiéndose el labio inferior, Con los ojos cerrados las pestañas de Sam se veían larguísimas a ambos lados de su nariz recta. Se sobresaltó cuando se cruzó con la mirada de Katrina. No debería quedarse mirando a la pareja de otra persona con tanta ligereza. Aunque no estaba segura de que lo fueran, la chica se veía joven para él, fácilmente le sacaría unos dos o tres años. Puede que simplemente fueran amigos o familiares.

La puerta del auditorio se abrió. Como Grace había pronosticado una mujer con unas diminutas gafas caídas sobre el puente de la nariz repasaba la lista de aspirantes en una tablilla. Su ceño perpetuamente fruncido no ayudaba a relajar a los presentes.

-¡Grace Miller!-El silencio se hizo eco en el pasillo.

-¡Yo!-El pelo afro de Grace se alzó entre las cabezas del resto.

-Adelante ¡Samuel Llagaria!

-¡S-sí!-Sam se levantó del asiento a punto del infarto.

-Eres el siguiente, estate atento.

-Buena suerte.-Susurró Grace mientras recogía sus cosas.

-¡Igualmente!-Le contestó Sam antes de que la chica desapareciera por la puerta. Volvió a sentarse junto a Katrina con la cara entre las manos.-Uf… madre mía…

-Esa soy yo.-La cálida voz de Linda se materializó sobre su cabeza.

-¡Mamá!-Sam se levantó de nuevo para abrazar a su madre.-¿Qué haces aquí?

-Una sorpresa.-Linda sonreía. Parecía haber ganado algo de peso, tenía el pelo un poco más corto. Estaba reluciente.-¿Y tu olor a tabaco? ¿A dónde ha ido?

-Pues es que… hace meses que no… ¡¿Pero qué haces aquí?!

Su madre le contestó mirando en dirección a Katrina con una ceja levantada.-Día de permiso.

-Me alegro mucho de verte Linda.

-¿Y dónde está mi abrazo?-Como ya era costumbre la rodeó con los brazos sin esperar una respuesta.

Se sentaron los tres juntos a charlar sobre el verano que habían pasado cada uno. Sam notó su estómago liberado de la presión con la presencia de Linda. Al otro lado de la puerta se escuchaba una potente voz femenina que cantaba una versión muy particular de una canción de Alicia Keys. El bullicio en el pasillo se redujo.

-Es muy buena…

-Tú también eres bueno.-Dijo su madre.

-Tú no me has oído mamá.

-Eso es lo que tú crees.

-¿Qué?

-La pared de casa no es la más gruesa del mundo.

Sam se apoyó en Katrina. Ella se rio ante tanto dramatismo, le dio unas palmaditas en la espalda.

-Deberías ir acercándote a la puerta.-Le susurró Katrina al oído.-Grace ha terminado.

-¿V-venís conmigo?

-No creo que nos dejen entrar hijo…

-Podemos intentarlo ¡Vamos!-Katrina se levantó liderando el camino.

La mujer salió al pasillo para encontrarse con los tres esperando en la puerta.

-Disculpen…-Miró a Katrina y Linda de arriba a abajo por encima del puente de las gafas.-Ustedes no pueden pasar. Solo los aspirantes inscritos.

-Me lo imaginaba.-Dijo Linda por lo bajo.

-No habrá ningún problema.-Katrina miró profundamente a los ojos de la señora.-Seguro que podemos entrar…

-Está bien…-Los ojos de ella si quedaron en blanco un instante.-Pero siéntense al fondo de la sala y no hagan ruido.

Dentro del auditorio la única iluminación estaba sobre el escenario que salvo por el piano en su centro estaba completamente desnudo. Katrina y Linda se despidieron de Sam siguiendo las instrucciones de colocarse al fondo. Sam subió las escaleras laterales de la plataforma. Desde arriba solo alcanzaba a ver a cuatro personas, a las que no podía distinguir muy bien, a los pies del escenario que rebuscaban entre sus papeles, apuntaban algo, hablaban entre ellos sin prestar mucha atención.

-B-buenos días…-Dijo Sam tras carraspear.

-Samuel Llagaria ¿Verdad?-Preguntó una voz masculina.

-Sí.

-Bienvenido.

-Gracias…

-Hemos echado un vistazo a su expediente… no tiene estudios de música previos…

-No… he aprendido por mi cuenta y con la ayuda de…

-Tus notas tampoco son demasiado buenas y parece que tu asistencia a clases deja bastante que desear…

-Sí… He pasado unos años un poco difíciles. Pero lo que he hecho ha sido con la única intención de llegar aquí.

-Ha preparado una pieza ¿No es así?

-¡Sí! La he compuesto yo mismo…

-Eso sí es una sorpresa. Adelante, por favor.

Asintió y dio unos pasos hacia el piano. Levantó la tapa para descubrir que era el mismo piano que tenía Katrina sólo que bastante más nuevo que el suyo. Al sentarse frente al instrumento se sintió más seguro, no estaba solo. Pulsó las primeras notas de forma suave, como si pidiera un permiso innecesario. Poco a poco tomó forma y cuando la melodía se repitió por primera vez el piano se encontró con su voz.

Una voz ronca y aterciopelada que acariciaba el oído mezclándose con los sonidos de cada cuerda en sincronía. Sus dedos que en inicio habían empezado con timidez y duda se habían llenado de confianza al llegar a la mitad. Eran ágiles, rápidos, no parecía verdad que hubiera empezado unos meses antes. Cerró los ojos y se dejó llevar en el punto álgido de la canción. Su voz se rompía en las notas altas dándole un carácter más maduro y personal.

Katrina escuchaba emocionada aquella letra que había leído sentada en la cama de Sam justo antes de besarse por primera vez. Aquella canción que hablaba de un cambio de vida, de encontrar un camino a seguir, de superar los demonios del pasado, de lanzarse al vacío, de hacerlo de la mano de alguien inspirador. Miró a su lado para descubrir a Linda con las mejillas llenas de lágrimas, temblando de orgullo. Ella le devolvió la mirada y se secó las gotas.

-Es que… hace nada era un bebé…

Katrina puso su mano en el hombro de Linda.

-Se parece tanto a su padre… tienen la misma voz…

-¿Su padre también cantaba?

-Sí… estaría tan orgulloso de verle aquí… él no lo consiguió.

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Estreno del capítulo 33: 11.02.2021

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