La vida en Black Forest

A principios de los años 90s, el ayuntamiento de la zona puso un plan en marcha para repoblar el pueblo. El plan incluía una ayuda para la rehabilitación de las casas antiguas y una prestación para las familias que tuvieran al menos un hijo escolarizado. Esto sumado a la tranquilidad que se respiraba en la zona, lo barato que era el terreno y la poca distancia a la que se encontraba de Herish, la ciudad más cercana, hacían de Black Forest un destino muy apetecible para parejas jóvenes en busca de un futuro en común. Gracias a estas iniciativas del ayuntamiento las calles se llenaron de vida. Las nuevas generaciones han dejado atrás las leyendas y supersticiones.

En contra posición a lo idílico del paraje, no podemos perder de vista lo que conlleva vivir en un sitio tan pequeño en el que todo el mundo sabe quien eres. Y es que las habladurías, los rumores, los chismes, se propagan como la pólvora en muy poco tiempo. Lo que no es de extrañar, puesto que la tranquilidad excesiva puede llevar al aburrimiento con facilidad. En Black Forest rara vez ocurre algo reseñable entre la niebla, o al menos así era… hasta septiembre de 2010.