Black Forest La Niebla | 37

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Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.

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BLACK FOREST, LA NIEBLA

Capítulo 37

“No… he perdido la noción del tiempo.”

Flames

Herish. 2013.

-Sam eres un auténtico prodigio. Tu música es puro magnetismo. Deberías plantearte darla a conocer fuera del aula. Quizá en las redes sociales.- El profesor Edgar era una eminencia dentro de la academia. Desde el principio tuvo buena sintonía con Sam, de hecho fue uno de los que le evaluó durante la audición de admisión diciéndole que estaba gratamente impresionado.

Ya le había ayudado alguna que otra vez con sus dudas en materia de composición creando entre ellos un lazo alumno-profesor muy agradable. Era su segundo año, el progreso se notaba aunque aún quedaba camino por recorrer.

-¿Usted cree? No estoy muy seguro.

-Hazme caso, comparte lo que haces con el mundo.-Edgar le dio una palmada en la espalda levantándose del piano.-Por cierto, felicidades.

-¡Gracias! ¿Cómo lo ha sabido?

-Expedientes, ten cuidado. Todo queda escrito hoy en día.-El profesor recoge sus pertenencias de uno de los asientos del auditorio.-Tengo que irme. Nos vemos la semana que viene.

-Sí ¡Hasta la semana que viene!- Sam levantó la mano por encima del instrumento. Se quedó mirando sus partituras con semblante pensativo hasta que el móvil le sacó del trance. Descolgó la llamada con una sonrisa en la cara adivinando lo que le esperaba al otro lado.

-¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! ¡Te desea Leah tu mejor amiga! ¡Cumpleaños feliz!

Sam rio conforme con la felicitación tradicional con la que Leah le obsequiaba cada año.

-Gracias Leah.

-A ver ¿Cuál es el plan?

-Pues… Si te soy sincero no he preparado nada de nada.

-¿Y eso? Todos estudiamos, tenemos pareja y no descuidamos a los amigos.

-Con el agravante de que yo no tengo pareja.

-¿Cómo que no? ¿Y esa chica preciosa que estaba en Halloween el año pasado?

-¿Quién?

-La del pelo afro espectacular.

-¿Grace? Es una amiga.

-Sí… que ahora lo llamáis así. Pues trae a Grace.

-Llevas tanto tiempo ennoviada que nos quieres a todos en tu secta.

-Exacto. Me has pillado ¡Necesito salsa en mi vida!

Sam se rio ante aquel ataque de sinceridad repentino.-¿Qué pasa que Yakima y tú os aburrís?

-No, no te equivoques. Lo que pasa es que echo de menos el drama del instituto. A ver… en la uni hay drama, pero chico, nada que ver con Black Forest.

-La verdad es que sí que tengo que pensar en algo para mi cumpleaños…

-¡Bien! Anda que… que tenga que venir yo a decírtelo…

-Si no lo organizas tú no es una fiesta Leah.-En lo que Sam pronuncia estas palabras un cupcake con una vela se posa sobre el piano. Sam sonríe al levantar el gesto y ver quien lo trae.-Leah tengo que colgar. Te avisaré cuando sepa algo.

-¡Feliz cumpleaños!-Grace le da un cálido abrazo.- 20 años…

-Sí.

-Eres un abuelo.

-Y tú una cría.-Sam sopla la vela del pastelito antes de que la cera lo manche y le da un mordisco.- Mmmm… Oye… Está muy bueno, gracias.

-¿Sí?-Grace acerca la cara a la nata rosa llevándose con la punta de la lengua una muestra.-Sí, sí lo está. Podemos encargar la tarta para la fiesta en el mismo sitio.

-La fiesta…

-He oído que vas a preparar algo.

-¿Has oído toda la conversación?

-¿Qué es lo que no podía oír?-Preguntó Grace con una sonrisa traviesa.

Sin contestar Sam se mete el resto del cupcake en la boca, recoge las cosas y sale del auditorio con Grace pisándole los talones.

-¡Sam!

-¡Hay que buscar a Kazu!

Salen a los jardines de la academia que conectan con el edificio de las habitaciones de los alumnos. Allí sentado en un círculo en la hierba esta Kazu fumando con un grupo que tocaba la guitarra y cantaban letras improvisadas en el momento.

-¡Kazu!

-¡Ey! Sam ¿Qué pasa?

-¿Tienes planes para el finde?

-Pues… que yo sepa no.

-Genial, guarda el sábado para mi cumpleaños.

-¡Tío! ¿El sábado es tu cumpleaños?

-¿Cómo?-Exclamó Grace ofendida.-¡Es hoy!

-¡No me digas!-Kazu se levanta y abraza a Sam dándole un par de palmadas en la espalda.-Felicidades.

-Gracias.

-No, no ¡Todo está mal aquí! Es tu compañero ¿Cómo puedes olvidarte de su cumple?

-Grace, tampoco es para tanto.-Excusó Sam.

-¿Y dónde es la fiesta?

-Buena pregunta.-Respondió Sam.

-Podríamos ir al Black Duck.-Propuso Grace.

-Siempre vamos ahí…

-Es verdad, pero precisamente por eso puede que te reserven el primer piso.-Dijo Kazu apoyando a Grace que seguía mirándole con gesto torcido.

-Si a los dos os parece bien, por mí, perfecto.

Black Duck era un pub irlandés en un esquinazo en la plaza de Herish. Ocupaba las primeras dos plantas de un edificio de ladrillo. El interior del local transmitía sensación de hogar. Todas las mesas, sillas, taburetes y la barra estaban fabricados en una gruesa madera barnizada, que brillaba del color de las lámparas incandescentes que emitían una suave luz anaranjada. Las paredes estaban forradas de fotos, señales, pegatinas de bebidas entre las que sobrevivían unas cuantas pizarras con los menús disponibles.

Como Kazu había pronosticado, los dueños del local, reservaron la primera planta para el cumpleaños de Sam. La zona estaba más despejada para facilitar el paso e incluso el baile llegado el momento. No tardó en llenarse de gente, llegaron Kazu, Grace y Sam juntos cuando otros compañeros de la academia y sus amigos de Black Forest ya estaban allí con unas cervezas en las manos. Desde que sus caminos se habían separado las oportunidades para encontrarse habían disminuido considerablemente, sin embargo, se aseguraban de coincidir en las fechas señaladas. Su grupo de amigos de la infancia se acercaron a ellos para saludarles con una afectuosa sonrisa.

-¡Cumpleañero!- Le dieron un abrazo todos a la vez, Tomás, Leah, Yakima, Sara y John, entre ellos apareció una jarra de cerveza con un lazo rojo.-¡Felicidades!

Sam respondió con una carcajada. Le dio un trago a su cerveza de cumpleaños.

-En realidad la cerveza no es de nuestra parte.-Yakima sacó el teléfono con todos en corro, en la pantalla estaba Gabriel con una bata blanca puesta.

-Feliz cumpleaños, Sam.

-¡Pero si es el médico!- Exclamó Sam sorprendido.-¡Tienes barba!

Gabriel rio ante aquella apreciación.-Sí, todos crecemos.

-¡A ver!-Sara se hizo sitio para comprobar el cambio.-¡Gab! ¡Estás guapísimo!

-Gracias Sara ¿Qué tal todo por ahí?

-Muy bien, la verdad es que la academia es una pasada.-Explicó Sam.

-Y… ¿Estás bien?-Gabriel trato de ser lo más discreto posible.

Sam sabía a qué se refería con esa pregunta.-Cada vez mejor.

-Me alegro.

La fiesta continuó como estaba previsto. Hubo baile y risas. En algún punto de la noche apareció una tarta enorme a repartir. Kazu desapareció haciendo una señal a Sam, tenía una chica bajo el brazo.

Entrando en la madrugada el número de gente había descendido. Estaban Grace y Sam juntos mientras el ambiente de parejas comenzaba a hacerse insostenible. Leah con Yakima, Tomás con Sara.

-Oye Sam ¿Te has enterado de los cursos de formación complementaria que hay para hacer en el extranjero?-Preguntó Grace.

-Algo he oído sí, dentro de composición no parece que haya mucha oferta así que no lo he mirado.

-Pero Sam… no eres solo bueno componiendo… podrías tocar tus propias canciones.

-Supongo… no sé, la verdad. No me convence mucho.-La conversación fue interrumpida por el teléfono de Sam que sonó por enésima vez ese día.-¡Es Arón!-Se levantó del asiento a toda velocidad, en lo que descolgaba el móvil ya estaba saliendo por la puerta.-¡Hola!

-¡Sam! ¡Felicidades!

-Gracias, joder hace una eternidad que no hablamos…

-Sí, siento no haber podido ir. Tengo que buscarme otro curro. Trabajar los fines de semana es lo peor.

-No te preocupes, nos veremos en otro momento…

-Cuando quieras, ahora que estáis todos aquí sin problema. Tengo que colgar que estoy reventado. Te aviso cuando esté libre.

Sam no escuchó la última frase. Colgó la llamada sin decir nada. Un dolor incipiente en las sienes le impedía pensar con claridad. Era un dolor que ya conocía. Un dolor frío, invasivo que empujaba sus defensas tratando de entrar hasta lo más profundo de su subconsciente. Miró hacia todos lados tratando de averiguar de donde venía. La calle estaba desierta. Apoyó su espalda contra el ladrillo buscando algo de estabilidad. Cerró los ojos luchando contra aquel ejército helado e invisible.

Cuando volvió a abrir los ojos estaba arrodillado en la acera. Su cuerpo le pesaba una tonelada. Tenía sudor frío en la nuca y las manos. Se levantó sacudiéndose el polvo urbano de la ropa.

-¿Sam?-Era Grace quien le llamaba.-¿Ha pasado algo? Llevas mucho tiempo aquí…

-No… he perdido la noción del tiempo.- Respondió confuso. No podía asegurar cuanto tiempo llevaba en la calle, pero para él no habían sido más que unos minutos hasta que el frío le alcanzó.

-La verdad, es que estar un rato fuera es agradable.-Ella se apoyó contra la pared frente a él.-Dentro hay… mucho ruido.

Él se colocó a su lado. Sam tenía sus pensamientos ocupados. El frío significaba la proximidad de una presencia sobrenatural, una presencia para nada amigable.

Se instauró un silencio entre ellos. Un silencio que a diferencia de como suele ser con los silencios, era agradable, apacible. El preludio que avanza algo que está por llegar. Grace echó un vistazo a su compañero. Tenía la mirada perdida en alguna parte. Esos ojos azules que la habían cautivado desde el primer día.

Sam salió de sus elucubraciones para encontrarse con la mirada de Grace. En sus ojos negros se reflejabans las luces artificiales de la ciudad. Ella bajó la cara, por un instante sintió que si le miraba demasiado adivinaría lo que pensaba. “Es el momento perfecto” pensó. Pero no dijo nada. Y el momento pasó.

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