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**DISCLAIMER** Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.
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BLACK FOREST, LA NIEBLA
Capítulo 9
“¿Alguien ha muerto?”
Unwanted
Sam despertó de pronto en su habitación. Se llevó una mano al pecho dolorido, le faltaba el aire y su cuerpo helado no paraba de temblar con violencia. Se palpó las sienes. Ese frío de nuevo, fruto de las pesadillas. Hacía meses que no lo sentía y esa noche volvió a recuperar el tiempo perdido.
Su móvil vibraba en la mesa rítmicamente. El nombre de Arón brillaba en la pantalla. Presionó el botón verde sin haber recuperado del todo la respiración.
-Eh tú, gilipollas ¿Qué pasa? ¿Estás muy ocupado haciendo de perrito faldero de la “niña bien”? ¿Te has olvidado de mí o qué?
Sam se llevó una mano a la frente, se había pasado la noche sudando medio destapado, seguro que estaba enfermo.
-La niña bien… La niña bien ya no me habla.
-Vaya… Bueno pues a otra cosa.
-Joder tío.
-A ver ¿qué ha pasado?
-Se ha cabreado porque bueno… cree que no trato a Gabriel todo lo bien que debería.
-Pero si Gabriel es un pringado ¿qué más le da?
-Ya… creo… creo que tiene razón…no sé…
-Tío, hay demasiadas tías para rayarse por una, hazme caso.
Sam miró la pantalla del móvil, era la hora de prepararse para ir a clase.
-Oye tengo que colgar.
-Pero… Sam ni me has preguntado para qué te he llamado.
-Tengo que ir a clase ¿Y qué haces llamando tan pronto?
-Vuelvo ahora de una fiesta y… ¿A clase? ¿Tú?
-Sí tío, hasta luego.
-¡Sam!
Sam colgó la llamada. Se sentó en el borde de la cama con la cabeza entre las manos. Imágenes de la pesadilla vinieron a su mente y se tocó el pecho de forma instintiva. Su corazón seguía ahí latiendo con fuerza, la camiseta estaba intacta. “Otra vez me he quedado dormido con la ropa puesta… qué puto desastre” pensó. Tras ducharse, y ponerse ropa limpia salió al salón de la casa. Su madre dormía a pierna suelta en el sofá con la manta en el suelo. Sam la recogió y le tapó con ella. Quitó algunas botellas y vasos de en medio. Bebió un trago de zumo con una rebanada de pan sin nada. Y salió de casa mochila al hombro.
Llegaba tarde así que no se encontraría con la moto de Katrina, se sorprendió de lo rápido que se había acostumbrado a ir agarrado a su cintura en el camino al colegio. La certeza de saber que aquello no volvería a pasar hizo que sintiera una punzada en el corazón.
Entró en clase, todos los ojos se posaron sobre él. La profesora Olivia le miró suspirando, negó con la cabeza una pregunta que nadie formuló.
-Adelante siéntese.-Dijo señalando el asiento libre al fondo.
-Gracias.
Sam sorteó las mesas de sus compañeros, se sentó mirando a Katrina que estaba en la mesa de al lado. Cuando el gris de sus iris se encontró con el azul de los suyos sintió la edad de hielo aproximarse.
La situación no mejoró durante el descanso las chicas se fueron por un lado y los chicos por otro.
-En algún momento tendrás que volver a hablar con él…-Dijo Sara.
-No será pronto.
-¿Y qué pasa con el trabajo?-Le recordó Leah.
-Lo haré sola.
Sam miraba en su dirección de vez en cuando, se daba de bruces con el iceberg, giraba el gesto y más tarde volvía a mirar para estamparse contra hielo de nuevo en un bucle masoquista del que no podía salir.
-No jodas que aún está cabreada por lo de Gabriel…-Dijo John observando la escena.
-Eso parece.
-Joder… te ha dejado de hablar antes de liarte con ella ¡Un nuevo récord!-John se rio de la mala suerte de su amigo.
-Cállate, capullo.-Sam le empujó.
A la salida de clase Leah esperaba a Yakima en la puerta. Miró la hora en su móvil extrañada por su retraso. Al levantar la vista la vio con gesto preocupado mirando alrededor, entre los coches aparcados de los profesores.
-¡Ey!-Leah levantó la mano revelando su posición.-¿Va todo bien?
-Estoy buscando a Gabriel ¿Le has visto?
-Pues ahora que lo dices… no desde el descanso.
-He mirado por todos lados…-La voz de Yakima mostraba una preocupación creciente.
-¿Y qué hacemos? -Leah volvió a mirar la hora, si perdían el siguiente autobús no llegarían a las clases de baile a tiempo.
-Adelántate tú.
-¿Seguro? -Leah no se sentía del todo cómoda dejándola sola así.
Yakima sonrió con ternura ante aquella reacción.-Sí, no te preocupes.
Las dos chicas se separaron. Yakima no pudo evitar observar a Leah mientras se marchaba camino a la parada, era casi irreal lo amigables que se habían vuelto desde que empezaron el curso de danza. Cuando estaba a punto de darle la espalda, Leah se dio la vuelta antes de torcer la esquina, sus ojos la pillaron infraganti. Levantó la mano para despedirse y desapareció. Yakima se sonrojó ante aquel inesperado gesto.
Buscó a Gabriel por el aparcamiento hasta que se topó con Katrina que hablaba con Sara apoyada en su moto.
-Oye chicas…-Las dos la miraron cuando se acercó.- ¿Vosotras habéis visto salir a Gabriel?
-No…-Dijo Sara.
-No le encuentro por ningún lado y no contesta a mis llamadas… -Sus ojos se posaron sobre Sam y los chicos que fumaban al otro lado de la calle en la puerta del supermercado.
Katrina frunció el ceño ante la preocupación que emanaba del rostro de Yakima.-Iré a preguntar.
Katrina se acercó al comercio seguida por las dos chicas a su espalda. El primero que percibió su presencia fue Sam. Los demás siguieron la dirección de su mirada. John dejó escapar un resoplido molesto cuando las vio cruzar la calle. Sam se quedó clavado en la mirada gélida de Katrina. A esas horas del día lo normal es que la pesadilla se hubiera disipado en su mente y sin embargo las imágenes seguían ahí, vívidas, cómo si de un recuerdo se tratara. La cara deformada en una mueca terrible le acosaba cada vez que miraba aquellos ojos grises.
-¿Dónde está Gabriel? -Las palabras salían de los carnosos labios de Katrina como afiladas cuchillas.
-Katrina, tía, no seas pesada.-Dijo John.
-No le hemos visto por ninguna parte desde el descanso a media mañana, ni siquiera ha aparecido por clase a última hora… ¿Seguro que no le habéis visto?-Preguntó Sara con más talante.
-Mira no le hemos vuelto a tocar un pelo desde la última vez, así que déjanos en paz. Puede que os esté evitando porque no hay quien os aguante.
-¡No me creo nada! ¿Qué le habéis hecho?-Yakima ya empezaba a perder la paciencia. Katrina y Sam se miraban en silencio. La tensión se masticaba, pesada y fría.-Sé lo que pasó el otro día… también sé que se encontró con Arón en Halloween ¿De verdad queréis que me crea que se ha esfumado sin más? Seguro que ese hijo de…
-¡Yakima!-Sam se despegó de la pared de un salto.-Cállate de una vez.
-Seguro que ha venido a por él.-Terminó su frase.
-Arón tiene problemas, pero no es un loco. Haz el favor de no esparcir por ahí mierda de la gente.-Dijo John.
-¿Qué pasa con Arón?-Preguntó Katrina.
-Sabes que no puede acercarse a él así que no acuses sin pruebas.-Le aconsejó John a Yakima.
-Tiene una orden de alejamiento…-Le explicó Yakima a Katrina.- No la respetó en Herish ¿Por qué iba a hacerlo aquí?
-Acusas sin saber, para ya.-El semblante de Sam era más serio con cada palabra que pronunciaba.
-Tú sí que no sabes nada, Sam…
-Ayudadnos a buscarle.-Dijo Katrina autoritaria.
-¡Pero si estáis todos aquí! -Tomás salió del supermercado guardando el chaleco del uniforme en su bolsa. Leyó el ambiente en las caras de sus amigos.-¿Alguien ha muerto?
***
El grupo se dividió en 3 para buscar. Por un lado John y un par de chicos, por otro Tomás y Sara, y por último Katrina, Sam y Yakima. Se pasaron la tarde dando vueltas por el pueblo mientras asediaban a llamadas el número de Gabriel. El sol comenzaba a ocultarse entre los árboles por detrás del Castillo Blackesley.
-Nada, sigue sin contestar.-Yakima colgó por enésima vez.-Igual debería llamar a mi padre.
Katrina puso un brazo a su alrededor para reconfortarla. Sam las miraba de reojo, había perdido la cuenta de las veces que se había preguntado a sí mismo qué pintaba él en todo el asunto de buscar a Gabriel. Y aún incapaz de encontrar una respuesta satisfactoria tampoco había dado con un motivo para hacerse a un lado y marcharse a casa. Buscando encontró sentimiento de culpa. Quizá las ganas de estar un rato más al lado de Katrina por muy fría que fuera su actitud inclinaban la balanza.
Sonó el móvil de Katrina un par de veces. Se alejó de Yakima un momento para contestar.
-Sara y John se van a casa… Tomás también…-Dijo leyendo los mensajes en la pantalla.
-Marchaos vosotros, yo seguiré un rato más.-Contestó Yakima resignada.
-Aún no hemos mirado detrás de la gasolinera. Echemos un vistazo y si no está allí pensamos que hacemos. -La voz de Sam era suave, tranquilizadora.
El ceño de Katrina se suavizó. No esperaba esa ternura en él, mucho menos hacia Yakima. Sintió calidez en su corazón congelado desde la discusión en el pasillo. Aquella mano que la había agarrado de forma dominante rozó el brazo de Yakima a modo de consuelo. Aquel gesto era íntimo, amigable. Katrina se sintió confusa “Sam no es una mala persona” ¿Sara tenía razón? ¿O solo era su deseo de que así fuera?
Cuando el sol comenzaba a ocultarse tras las colinas llegaron a la gasolinera. A primera vista parecía vacía, decidieron dar un rodeo por la parte trasera. Comenzaron a escuchar unas voces que discutían acaloradamente.
-Yo no tengo nada que ver con eso Arón. Te dije que esto se acabó.-Gabriel tenía media cara enrojecida de enfado y tristeza.
-¿Y vas a salir con el viejo ese? ¿En serio? ¿Me tomas el puto pelo?
-¡No es un viejo! ¡Y lo que haga con mi vida no es asunto tuyo!-La frustración se hizo insoportable y las lágrimas cayeron por las mejillas de Gabriel de pura rabia contenida.
-Solo lo haces para provocarme.-Arón se colocó frente a él, le sacaba algo más de una cabeza.
Gabriel agachó la mirada.-No es verdad, lo único que quiero es pasar página.
Arón le levantó la barbilla para que le mirara a los ojos.-No te creo.-Acto seguido fundió sus labios contra los suyos.
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