Black Forest La Niebla | 40

Leer desde el principio AQUÍ

                              **DISCLAIMER**
Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.

Anterior>>CAPÍTULO 39

BLACK FOREST, LA NIEBLA

Capítulo 40

¡SAM!

Killer + Sound

-¡Ay, mi Sami, mi bebé!-Linda se secaba las lágrimas con un pañuelo blanco.

-¡Mamá! Para, por favor.-Sam se quejaba rojo de vergüenza ante su madre llorosa delante de sus amigos que se reían por lo bajo.

-¡Qué fuerte! Te juro que aún no me creo que te vayas…-Dijo Sara también al borde de las lágrimas.

-No te olvides de nosotros cuando seas famoso ¿Vale? Tienes que llevarnos a las fiestas de los “millonetis”.-Leah le guiñó un ojo con complicidad.

-Leah no hay fiesta si no la organizas tú.-Le recordó Sam.

-¡Maldita sea! Cómo me hagas llorar, no te lo perdono…

-¡Sam! Iré a verte a Los Ángeles, lo pondré en mi solicitud.-Le prometió Grace.

-Eso sería una pasada…

-“El vuelo BK13695, con destino Los Ángeles, partirá por la puerta 11C. Instamos a los pasajeros a que preparen su documentación para subir a bordo”.-La megafonía se escuchaba entre las conversaciones de la gente. Sam puso a mano su tarjeta de embarque y miró al grupo. A su madre, Leah, Yakima, Sara, Tomás, John, Aron, Kazu y Grace. El momento había llegado y las palabras simplemente no querían salir. Se le encogió el corazón pensando lo mucho que les echaría de menos y que, esta vez, les iba a separar mucho más que los horarios o un trayecto en autobús. De vivir en la acera de enfrente a todo un océano de distancia. Sus caminos se habían trazado en una dirección muy diferente desde hacía tiempo, pero no imaginó que el suyo le llevaría tan lejos. Se le humedecieron los ojos y sus amigos se acercaron a abrazarle.

-Vamos a echarte mucho de menos tío.-Expresó Tomás poniendo voz al sentimiento de todo el grupo.

-Haremos vídeollamadas…- La voz de Yakima se apagaba contra el hombro de Sam.

-¡Claro que las haremos! -Dijo John en un tono más alto de lo que pretendía ahogando la tristeza con todas sus fuerzas.

-Y tienes que volver.-Ordenó Aron, con los ojos húmedos.

-Pienso volver… Lo prometo.

***

-¡He vuelto!-Hans cierra la puerta tras de sí. El silencio reina en el apartamento.-¿Katrina? ¡Despierta! Hace horas que es de noche.-Entra en la cocina y saca una bolsa de PVC. Con ella en la mano entra en la habitación de Katrina. Es una sala gris, pequeña, sin ventanas, con un ataúd pegado a la pared del fondo. Abre la tapa. Allí estaba ella con los ojos cerrados sin mover un solo músculo.-Katrina…-Hans acarició su fría mejilla. El crepitar de la angustia emergió con un chasquido. Conocía esa sensación, venía de un recuerdo lejano. Una sensación que queda tatuada para siempre. La certeza de un final inminente.

-¡Katrina!-Comenzó a zarandearla violentamente. A sollozar. A suplicar.-¡Abre los ojos!-Abrió la bolsa vertiendo el contenido entre sus labios. El líquido escarlata invadió la cavidad, llenando los espacios, cayendo por la garganta empujado por su propio peso. Hans apretó la bolsa presionando cada gota roja al exterior. Parte se derramó por la comisura de su boca inmóvil.-No te vayas por favor… no te vayas… tú no.-Hans aferró el cuerpo de su amiga. Sintió lo frágil y ligera que era. La mujer más fuerte del mundo, reducida a una mera cáscara azulada, translúcida, vacía. Solo quedaba esperar a que se convirtiera en cenizas.

***

Abrió los ojos. Al contrario de lo que esperaba encontrar, no había oscuridad. La rodeaban los pinos entre los que se colaba, o lo intentaba, la luz del sol, pero la espesa niebla azul lo impedía. Reconocía ese olor a hierba salvaje, a humedad perpetua, era Black Forest. Se incorporó sobre sus pies sin esfuerzo, su cuerpo respondía con normalidad, no sentía el peso del día en sus hombros, ni el empuje feroz de la sed ascendiendo su garganta. Todo se explicó así mismo cuando alertó esa sensación… esa sensación helada en la sien. Giró sobre sí misma y sus ojos se encontraron con los iris azules de Krysta que brillaban entre las partículas de vapor gélido.

-Este es el final.-Las palabras salieron de su boca con profunda tristeza.-Después de todo lo que pasamos juntas… me traicionaste. Qué decepción.-Por primera vez la imagen de Krysta era sólida como la suya.

-Tanto tiempo… no tuviste el valor de decirme exactamente cuáles eran tus planes. Sabías que no lo habría permitido.

-Si tan solo hubiera aparecido un siglo antes. Cuando eras fuerte y despiadada. Cuando agarrabas lo que querías con ambas manos sin importar las consecuencias.

-Puede que hubiera un tiempo en el que fuera así. Pero la rebelión que yo abanderaba y por la que me seguían era en contra del abuso de poder. Nunca he sometido la vida de los inocentes en mi beneficio ¿Es que no me conoces? Tú me decepcionas a mí.

-¡Desagradecida! Yo te salvé de aquel malnacido y así es cómo me lo pagas…

-Lo he pagado con intereses. He estado siglos llevando tu carga allí adonde me dictabas que la llevara. Si aún sigues aquí no es por ayudarme, sigues aquí porque temes a la muerte, temes lo que te espera al otro lado, Krysta. Te dejas llevar por ese estúpido deseo de inmortalidad que albergas porque eres débil. Le temes a las llamas.

-Te llevaré conmigo, Katrina.

-¡Hazlo! Yo ya he vivido en el infierno… Es tu turno.

-¿Katrina?-Una voz masculina las interrumpió, opaca entre los árboles. Era una voz profunda, adulta y extrañamente familiar.

Katrina se giró a todas partes en busca de la fuente del sonido. O no la encontraba, o no la veía. Volvió la vista a Krysta que sonreía victoriosa.

-Desde luego que es admirable la fortaleza del vínculo que hay entre vosotros. Años después aquí sigue, intacto…

-No puede ser…

-Normalmente, no son más que unos días para que desaparezca, cierto es, que ni tú eres cualquier vampira ni él es cualquier humano.

-¡SAM!

-Es inútil, no puede alcanzarte. Si le hubieras convertido cuando te lo pedí…-Krysta negó con la cabeza, dejando salir un suspiro.-No habría sufrido tanto.

Una chispa prendió, la niebla comenzó a tornarse negra. El tono azulado del bosque se volvió naranja. Pronto las llamas tomaron altura con un movimiento serpenteante entre los árboles. La humedad desapareció devorada por el calor sofocante. El frío en la sien fue aniquilado por un abrasador y punzante dolor que derribó a Katrina contra el suelo. Se revolvió con las manos en la cabeza, gritando instintivamente.

-Es una lástima. No vas a poder ver lo que ha cambiado en estos años… le daré recuerdos de tu parte.-La figura de Krysta se disolvió entre las llamas.

Hizo acopio de toda su fuerza empujando su cuerpo para despegarlo del suelo, sus extremidades le temblaban de forma incontrolada. Los movimientos fueron ralentizando hasta detenerse. Estaba boca arriba, mirando fijamente a la luna llena que le devolvía la mirada, iluminando su piel pálida. Cerró los ojos, notó que ya no sentía ningún dolor, ni frío, ni la hierba bajo su cuerpo, ni el calor del fuego, había dejado de sentir, había dejado de ser, en un profundo negro perpetuo, cubierto de silencio.

¿Te gusta mi trabajo?

Puedes ayudarme uniéndote a mi Patreon o invitándome a un Ko-fi 🙂

Siguiente>>CAPÍTULO 41

¡¡Gracias por leer!!

Sígueme aquí para no perderte nada 😉