Black Forest La Niebla | 39

Leer desde el principio AQUÍ

                              **DISCLAIMER**
Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.

Anterior>>CAPÍTULO 38

BLACK FOREST, LA NIEBLA

Capítulo 39

“¡DESAPARECE!”

Rescue My Heart

Eran las 07:00, las clases comenzaban a las 08:30. La luz matinal se colaba entre los recovecos de la persiana, creando rayos de luz. En la habitación de los chicos aún se les escuchaba respirar profundamente sumidos en el abrazo de las sábanas. Unos golpes en la puerta amenazaron con interrumpir tan idílico momento. Ninguno de ellos se movió. Nuevos golpes aporrearon la madera, esta vez, algo más fuerte. Kazu con un sueño algo más ligero, entreabrió los ojos para fulminar la puerta. Se giró en la cama con la almohada tapándole los oídos.

-¡Sam! ¡Kazu!- La voz de Grace quedaba amortiguada en el exterior, pero aun así era reconocible.-¡Vamos abrid! Ha pasado algo increíble.

Kazu miró hacia la cama de su compañero. La insistencia de Grace no parecía afectarle porque no se había movido ni un ligero ápice. Le tiró la almohada que chocó contra su pared cayéndole encima y de todos modos no funcionó.

-¿Será posible?-Masculló.

Grace no parecía darse por vencida y sin almohada… Kazu se rindió. Se levantó de la cama y abrió la puerta.

-¡Cállate! La gente está durmiendo.

-La gente me da igual.-Grace empuja a Kazu entrando en la habitación sin pedir permiso.-¡Sam!

-Buena, suerte.

-¡Sam! ¡Despierta!- Se subió en la cama y comenzó a saltar como una niña en navidad.

Sam despertó sobresaltado, se quitó los tapones de los oídos y los dejó en el escritorio que le quedaba al lado de la cama.

-Tapones… eres un cab…-Kazu fue interrumpido por la euforia de Grace.

-¡Tienes que ver esto!

-Grace… de verdad, tenemos que limitar el espacio personal.-Dijo Sam con ella encima cuando le puso la pantalla del móvil en la cara. Sus ojos se quejaron ante el resplandor repentino, al enfocar con detalle la imagen agarró el aparato para cerciorarse de lo que estaba viendo.- Esto… es mi…

-¡Es tu canción! ¡Está en el top 10 de las más escuchadas de Song Cloud!

-¡¿Qué?!-Kazu se unió a sus amigos metiéndose entre ellos para mirar la pantalla.- ¡¿Cómo es posible?!

-Creo que un influencer la metió en una de sus listas, eso dicen algunos comentarios.

-¿Un influencer?-Preguntó Kazu sin entender.

-De esos que hacen vídeos y cosas en internet.-Explicó Grace.

Saliendo de la cama como pudo entre sus amigos, Sam busca su propio móvil entre los papeles de su escritorio. Se conecta al wifi de la academia y comienza a recibir notificaciones de tres en tres, comentarios de ánimo, “me gustas”, seguidores y un email. Un email cuyo remitente hizo que su corazón diera un vuelco tan fuerte que volvió a sentarse con sus amigos en la cama.

-Te has quedado blanco Sam ¿Todo bien?

Sam se giró hacia su amigo que le había tendido una mano sobre el hombro.-Es un email de Uncostody Records…-Aquellas dos palabras sembraron un silencio de asombro entre los tres.

-¿Qué dice?-Rompió Grace al fin.

Buenos días,

Le escribimos de la compañía Uncostody Records para ofrecerle la oportunidad de regrabar y editar su primer single con nosotros en nuestro estudio de Los Ángeles. Por supuesto, todos los gastos de su viaje correrán a cargo de la empresa. En caso de estar interesado, póngase en contacto con nosotros mediante este mismo email o llámenos al teléfono que le dejo escrito más adelante.

Esperamos su respuesta.

Un cordial saludo de parte del equipo de Uncostody Records

-Dice que les gusta mi canción y quieren que vaya a sus estudios a grabar un sencillo de la misma con ellos…

La noticia hizo que Grace se levantara de la cama. Se volvió hacia los chicos mordiéndose el labio con preocupación. Un nuevo silencio congeló el ambiente.

-¿Los Estudios de Uncostody no están en E.E.U.U?-Kazu preguntó como si no supiera la respuesta.

-Sí…

-Te vas.-Grace no preguntó, sabía que era una oportunidad que no se puede rechazar. Era el sueño de todos en esa habitación. De todos en toda la academia.

Sam no respondió. Tenía los ojos clavados en aquel email. En cada palabra que proféticamente le alejaban por completo de lo conocido, lo seguro. Se apretó el ceño entre los dedos, empezaba a sentir un ligero dolor en la sien.

-Una discográfica ha contactado contigo… esto si es un pacto con el diablo…- con una palmada de ánimo Kazu sonrió a su amigo maliciosamente.-Felicidades.

***

Se oía el eco de la lluvia a través de las paredes del apartamento. En la oscuridad claustrofóbica, la seda envolvía su figura estrechando el espacio asfixiante. Calcular el tiempo que pasaba era una tarea platónica. 210, 211, 212… La única referencia que tenía era ella misma y de poco le servía. Perdía el conocimiento de vez en cuando, la sed formaba parte de su ser, estaba siempre ahí, una tortura perenne.

El único acontecimiento contable era su propia respiración, el aire que inútilmente atravesaba sus pulmones inhumanos sin llegar a metabolizar el oxígeno que los llenaba. 256, 257, 258… cada bocanada rasgaba su garganta seca y desesperada. Hans se había marchado, la nevera en la que conservaban las bolsas de sangre estaba en las últimas y le tocaba salir para reponerlas. Al principio, era una vez al mes, luego dos veces. Ahora ya no estaba segura. 325, 326, 327… fundido a negro…

-Habría sido tan fácil…-La voz de Krysta resonaba desde el fondo de su mente cuando la negritud la arrastraba.

-¡Cállate!

-Tan fácil, Katrina… él te habría dejado… confiaba en ti.

-No quiero escucharte.

-Desgraciadamente, aquí no hay nadie más. Solo tú y yo. Hasta que tu cuerpo se consuma en las llamas del infierno. Te quedarás en la oscuridad… te arrastraré conmigo a la condena a la que pretendes someterme.

-¡DESAPARECE!

Abrió los ojos. Golpeó la tapa del ataúd con todas sus fuerzas. Las fuerzas de un cuerpo sin vida. De unos huesos fosilizados. De una existencia reclamada por el polvo. Katrina gritó desesperada. Poseída por el terror. Sus cuerdas bocales rasgaron su garganta cuando el sonido las traspasó. Intentó calmarse así misma, respirando hondo… trató de recordar la cuenta que llevaba, pero la había perdido. Siguió gritando desconsolada. La oscuridad la tragaba. La fuerza la abandonaba. Presa de un parásito que la devoraba lenta y letalmente. Solo podía imaginar que ocurriría cuando al fin se la llevara por completo. Compartir la eterna inmensidad con Krysta, deseando morir… sin poder morir.

-¿¡Katrina!?-La voz de Hans llegó hasta ella desde algún lugar fuera de la caja mortuoria. La luz artificial del apartamento la cegó cuando la tapa se abrió.-Katrina, tranquila.-Hans paró sus manos destrozadas de golpear el interior. La seda que recubría el fondo estaba completamente raída.-Te has destrozado las uñas…

-¡Va a llevarme con ella!-Katrina se abrazó a Hans palpando su espalda más por confirmar que su presencia era real que por propio consuelo.

-Ya no está, ya no está.-Hans la abrazó acunándola en su regazo.- Encontraré una solución.

-No la hay Hans… no puedo más…-Sus últimas palabras fueron un susurro agotado.

-¡Tiene que haber algo!

-Llévame a la azotea… y déjame allí hasta que amanezca.

El silencio se instauró entre ellos. Ajena a la tragedia, la lluvia, seguía cayendo.

¿Te gusta mi trabajo?

Puedes ayudarme uniéndote a mi Patreon o invitándome a un Ko-fi 🙂

Siguiente>>CAPÍTULO 40

¡¡Gracias por leer!!

Sígueme aquí para no perderte nada 😉