Leer desde el principio AQUÍ
**DISCLAIMER** Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.
Anteriomente>>CAPÍTULO 14 (II)
BLACK FOREST, LA NIEBLA
Capítulo 15
“¿Qué haces aquí?”
Afraid
2011, Black Forest.
Linda se ponía la ropa que Sam le había traído. Vaqueros, camisa y abrigo. Comprobó que lo tenía todo en el bolso por última vez, dispuesta a dejar la habitación del hospital cuanto antes.
-Me alegra ver que ya estás mejor.-Dijo Katrina deslizándose a través de la puerta entreabierta.
-¡Katrina! ¡Qué sorpresa!-Linda la abrazó como ya era costumbre.
-¿No ha venido Sam?
-Sí, ha ido a hablar con la doctora… No sé de qué… este chico…-Linda cerró la cremallera de su bolsa dejándola reposar sobre la cama.
-Linda… tengo que ser sincera contigo. Solo tengo unos minutos…
-Oh… Qué cara tan seria…
-Sam es… es una persona importante para mí.-Linda parecía sorprendida con aquella confesión, no tanto por el significado, sino por ser ella la que lo escuchara.-Se está esforzando mucho… es necesario… que le ayudes.-Katrina se aproximó a ella con los ojos clavados en los suyos.-Voy a pedirte un favor.
***
“El problema no es la adicción, el problema te ha llevado a ella. Te ayudamos a detectarlo y ponerle fin.”
“Contamos con ayuda personalizada, un equipo de gran calidad profesional y humana”
Sonaba esperanzador. Demasiado esperanzador. El hecho de que no aparecieran cifras por ningún lado tampoco era buena señal. Todos los folletos parecían contener la clave para superar las drogas pero ¿A qué precio? Su madre no podría trabajar estando interna en un centro. “Podría preguntarle a Tomás si su padre me enchufaría a mí también en el almacén del súper” pensó. De todas formas seguiría sin ganar suficiente para ambos. Sam frenó delante de la puerta de la habitación, se metió los folletos en el bolsillo trasero del pantalón y entró.
Se le heló la sangre de inmediato.
-Sam, mira quién ha venido a verme.
-Hola, Sam.-Katrina tenía un semblante preocupado. Observaba a Sam que apretaba los puños en guardia.
-Hola.-Hizo acopio de valor. Entró hasta el fondo de la sala para coger las cosas de su madre.-Vamos el autobús llega en un cuarto de hora.
-¡Tranquilo! Hay tiempo.
-No para conseguir un asiento, vamos.-Sam hizo un gesto a su madre para que saliera primero.
-Está bien… Adiós Katrina, muchas gracias por todo.-Dijo apretando una de sus manos a modo de disculpa.
-No hay de qué.-Katrina esperó a que Linda saliera.-Sam, espera…
-Por favor, deja a mi madre tranquila ¿Vale? No te acerques a ella.-A pesar de esforzarse por mantener la calma, un ápice de temor hacía su voz temblar.
-No tengo ninguna intención de haceros daño… entiendo que estés asustado…
-Yo no entiendo nada…
-Contestaré a todas tus preguntas.
Sam se quedó inmóvil observando a Katrina. Apenas 1,60 m, pálida, pelo oscuro, ojos grises. Era la misma que recordaba, aun así, no podía evitar ver lo sobrenatural en ella. Él no lo había notado hasta ahora, pero en el momento en el que lo vio ya no hubo marcha atrás. Sus manos frías, su serenidad en cualquier situación, su forma de hablar, la precisión con la que se movía y anticipaba los movimientos de los demás.
-No eres humana.
-No.
-¿Qué eres?
-A lo largo de la historia los nombres han ido variando; criaturas de la noche, monstruos, no muertos, demonios…
-Demonios…-Repitió en voz baja.
-El término más extendido es vampiro.
A Sam se le cayó la bolsa de su madre al suelo. Se llevó las manos a la cabeza instintivamente, quizá en un impulso por comprobar que seguía ahí, sobre sus hombros.
-Siento habértelo ocultado, supongo que comprenderás que no es algo que nadie deba saber. Pero ya que hemos llegado hasta aquí, resolveré tus dudas.-La voz de Katrina era suave y tranquilizadora, o al menos, eso intentaba.
-No creo que quiera saber nada más…-Sam se agachó a coger la bolsa, dio unos cuantos pasos hacia atrás sin perder de vista a Katrina.-Debería… irme…
Ella asintió sin moverse del sitio. Sam salió del lugar a paso ligero, casi corriendo ante la mirada disgustada de los enfermeros.
***
Colmillos, ojos rojos, venas azules, sangre. Vampiros. Las imágenes de la pesadilla no habían parado de repetirse desde aquella mañana. Se proyectaban las imágenes en el techo de su habitación en un bucle infernal. Fuer real. “No, no exactamente”.
-¿Qué diablos quieres decir con eso?
El tren de pensamientos se interrumpió por un estruendo de múltiples objetos golpeando el suelo. Sam siguió el ruido hasta la puerta de al lado, la habitación de su madre. Allí encuentra a Linda revolviendo una maleta sobre la cama.
-¿Qué haces mamá?
-¡Sam! -Linda miró a su alrededor, montañas de ropa cubrían la cómoda cuyos cajones parecían casi vacíos, igual que el armario.
-¿Te vas?
-Escucha hijo… Lo que pasó ayer… Tú mejor que nadie sabes que no es la primera vez.-Linda se acercó a él, posó una mano en su hombro.-No puedo permitir que se convierta en un hábito, no puedo. Tengo que ponerle fin. Por mí… por ti. He visto los folletos que llevabas en el bolsillo.
-Mamá…
-Creo que es lo mejor para los dos.
-Yo también creo que es buena idea pero…
-Todo irá bien.-Sonrió.
-¿Cómo vamos a pagar eso mamá?-Sam agarró a su madre por los hombros.
-Tú no tienes que preocuparte por eso.
-Pero…
-Aquí la madre soy yo. He dicho que no te preocupes por eso. Voy a ir a casa de Yakima para decirles que estaré fuera un tiempo. Sabes que si necesitas algo están ahí, y tienen la llave de repuesto.-Linda continuó llenando la maleta.
-Ojalá lo hubiera sabido antes…
-¿Qué hora es? -Linda apartó una chaqueta de la mesilla para mirar el reloj. -Qué rápido se hace de noche en este pueblo, a ver si llega el verano ya.
-¿Cuándo te vas?
-Mañana por la mañana. Me han dicho que es mejor no posponerlo ¡Por cierto!- Dejó la maleta de lado un momento para centrarse en Sam.- No me ha gustado nada la actitud que has tenido con Katrina, deberías ir a disculparte antes de que se haga más tarde.
-¿Qué? Ni hablar.
-Ve ahora mismo, yo no te he educado así.
-Mamá, ni siquiera sabes que ha pasado.
-Y no me importa. Si sois amigos, si sois algo más o ya no sois nada. Me da igual. Es una buena persona y no merece el trato que le has dado. Ve a disculparte.
-¡No voy a ir!
-Hijo, las personas como ella no abundan. Haz el favor de comportarte como un adulto y vé.
***
La verja se quejó al abrirse, las bisagras se estaban oxidando. La humedad había aumentado en los últimos días, la primera señal de que la primavera se acercaba sigilosa a Black Forest. Tan solo habían sido unos cuantos meses desde que llegó y ya la habían descubierto.
La vampiresa detuvo la marcha. Había algo distinto en el interior del castillo. Desde el inmenso jardín reconocía la presencia de Hans merodeando por el salón, lo que carecía de sentido porque el sol aún no se había ocultado del todo. Sin embargo, eso no era lo más extraño, había alguien más. Alguien humano.
Abrió el portón de par en par.
-¡Katrina!-Dijo Hans calurosamente.-¡Qué rápido has vuelto! Pensaba que llegarías más entrada la noche…
-Gabriel…-Interrumpió ella observando desde el arco al muchacho sentado en el sofá.-¿Qué haces aquí?
-Él ya se iba.-Contestó Hans antes de que Gabriel pudiera pronunciar palabra.
El muchacho miró a Hans lanzando una pregunta telepática. Por su rostro daba a entender que había recibido respuesta, pero no debía ser muy alentadora.
-Adiós… Katrina.-El chico salió con la cabeza gacha incapaz de mirar a su compañera a la cara.
Katrina esperó un tiempo prudencial hasta estar segura de que se había alejado lo suficiente para no escucharla.
-Hans…
-No te atrevas a juzgarme.
-¡¿Estás loco?!
-Me estás juzgando.
-¡Hans!
-¡¿Qué?! ¿Qué tiene de diferente a lo que haces tú?
-Es muy diferente.
-¿Sí?
-Sí.-A medida que hablaban se habían aproximado el uno al otro de forma intimidante.-Me prometiste que no llamarías la atención. Hans, tu apariencia es la de un adulto. Inevitablemente ejerces una influencia y autoridad sobre él…
-No me vengas con eso… Me conoces, sabes que no me dedico a ir detrás de “jovencitos”.
-Lo sé… pero te has dejado llevar.
-¿Y he sido el único?
-¿Has bebido de él?-A las palabras de Katrina las siguió un silencio.
-Yo…
-Ni te atrevas…. no me mientas Hans.
-Katrina no tiene sentido que sigas demonizando lo que somos.-Hans agachó el gesto.
-¿Él ha bebido de ti?-Preguntó sin escuchar.
-¡No! Claro que no…
-Bien.-Katrina se llevó las manos a las sienes. Un gesto demasiado humano teniendo en cuenta que para ellos era imposible tener jaqueca. Cualquier ayuda para salir de aquella espiral de errores era bienvenida aunque fuera puro placebo.-Voy a salir.
-¡Katrina!-Hans trató de seguirla. Aunque la luz del sol ya era muy débil aún hacía presión sobre su piel impidiéndole salir. Se quedó recluido en la casa, observando a través de los cristales de la ventana la figura femenina de su amiga desvanecerse tras la verja.
¿Te gusta mi trabajo?
Puedes ayudarme uniéndote a mi Patreon o invitándome a un Ko-fi 🙂
Siguiente>>CAPÍTULO 16
¡¡Gracias por leer!!
Sígueme aquí para no perderte nada 😉