Black Forest La Niebla | 32

Leer desde el principio AQUÍ

                              **DISCLAIMER**
Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.

Anterior>>CAPÍTULO 31

BLACK FOREST, LA NIEBLA

Capítulo 32

“Por favor…

Jungle

Sam y Hans estaban en el salón, uno hacía algunos arreglos con un simulador de piano para el portátil, el otro recostado en el sofá leía un libro.

-¡Para ya!-Ordenó Hans.

-¿El qué?

-El meneo de la pierna… me estás poniendo de los nervios.

-Perdón… es involuntario…-Sam agachó la cabeza tras la pantalla del portátil.

-¿Qué te pasa?

-Creía que podía dejarlo pasar… han pasado los días y lo he llevado mejor. Pero se está vistiendo, y sé que va a… a hacer eso…

-Si no se alimenta se convertirá en un cadáver y nadie quiere eso.

-Ya lo sé… es solo que… siento una frustración… me cabrea. Noto como recorre su cuerpo y pone enfermo.

-Eso es la influencia Sam. Se pasará si le das tiempo.

-¿Tú y Gabriel…

-Sí, pero yo no le di a beber. De todas formas mi influencia es prácticamente nula, ventajas de no ser poderoso en absoluto.

Sam suspiró desesperado.-Es que me gustaría que… que me escogiera a mí…

-Lo siento Sam. Es muy terca, tiene unas normas… demasiado estrictas en ocasiones. Yo estoy de tu parte. Ojalá consigas que se libere un poco.

-¿Pero tan malo es?

-Qué va… son sus demonios del pasado. Puedes preguntarle, igual si se lo explicas lo entiende.

Sam golpeteó su barbilla con la yema de los dedos pensativo.

-¿Qué vas a hacer?-La curiosidad mató al gato Hans.

-Tienes planes esta noche.

-No hasta más tarde.-Hans volteó la página de su libro.

-No era una pregunta.

-¿Me estás echando de mi casa?

-Venga… ¿Tanto te cuesta hacerme un favor?

-Vale… pero solo porque está situación me parece muy divertida.

El pronóstico era acertado. Había pasado una semana. El sol hacía tiempo que se había ocultado entre las montañas cuando los tacones de Katrina bajaron rítmicamente por las escaleras. Por encima de la pantalla del portátil vio a Katrina asomar la cabeza por el arco que conducía al hall. Los ojos de Hans se separaron de su libro al ver a Sam levantarse como un rayo.

-Katrina…¿Vas a salir?

-Sí.

-¿Puedo ir contigo?

-Creía que estabas ocupado con la composición.

-Estoy en un punto muerto, necesito airearme.

-No tardaré, salimos cuando vuelva ¿Vale? Hasta luego.-Katrina se aproxima al picaporte.

-¡¿A dónde vas?!-Sam se apresuró a salir al hall al encuentro de una Katrina que ya tenía la mano en el picaporte.

-Voy a la ciudad, tengo que beber. Ha pasado una semana y no quiero arriesgarme a que me pille el sol con sed. Volveré en un par de horas con la moto no tardo nada.

Sam pone la mano encima de la de Katrina que sigue sujetando el picaporte. Las manos de ella volvían a enfriarse cuando la toma de sangre se alejaba en el tiempo.

-Podrías pedírmelo a mí ¿Sabes?

-Sam… esto ya lo hemos hablado.

-Lo sé, pero creo que tienes una visión equivocada.

-Equivocada ¿Es que vas a explicarme algo al respecto que no sé?

-¡No! ¡O sí! ¡Sí, voy a hacerlo!

-Sam…

-¿Tú sabes lo que siento cuando entras por esta puerta con la sangre de otro en tu cuerpo?

-Sí lo sé. Sé que es desagradable. Es temporal, mi influencia se pasará.

-¿Y si no quiero que se pase?

Katrina se quedó sin habla por un instante.-No te pondré en peligro otra vez.

-Está vez no será igual. Estabas desesperada y de todas formas aún estoy aquí…

-He dicho que no. No me convencerás. Así que déjalo estar.

-¿Y si no lo dejo estar?

-No veo que puedes hacer al respecto.-A Katrina se le escapaba la sonrisa, la conversación era absurda.

-Chicos yo voy a…-Hans se para en seco en el momento en el que entra en el hall. Su intención era salir, pero se quedó estupefacto cuando Sam se quitó la camiseta de pronto.-Pues… igual me lo pienso.

-Sam… no seas ridículo…-Dijo Katrina con un suspiro tratando de no mirarle demasiado, un verdadero reto dadas las circunstancias.

-Puedo ser aún más ridículo.-Se lleva las manos al botón de los pantalones y lo desabrocha ante la mirada de sus compañeros de casa.

Katrina giró el gesto hacia Hans que no parecía querer perderse el espectáculo. Los ojos de ambos chocan sacándole a él del interludio erótico-festivo.

-Vale, sí.-Hans se acercó a empujar ligeramente a Sam hacia Katrina para alejarle de la puerta.-Es suficiente para mí. Me voy.

-Espera.-Katrina trató de aprovechar la puerta abierta para salir cuando Hans se lo impidió.

-Tú tienes cosas que arreglar aquí…-Tras lo cual él cerró la puerta frente a una Katrina completamente fuera de sitio.

Katrina giró sobre sí misma dándose de bruces con el torso desnudo de Sam. Podría haber jurado que tan solo unos minutos antes ese chico no era tan grande. Con la puerta a su espalda se sentía extrañamente acorralada. Un sentimiento que no experimentaba desde hacía siglos, de hecho, dudó de si lo había llegado a experimentar alguna vez con esa intensidad. Sam se acercó a ella descendiendo los centímetros de estatura que les separaban. Recorrió con la punta de su lengua los labios de ella en busca de un pacto, estos se separaron ligeramente.

El calor que desprendía su cuerpo no daba una tregua para negociaciones. Se presionó contra ella. La besó buscando la reacción deseada que no se hizo esperar. Sus colmillos afilados salieron al encuentro carnal. Katrina intentó alejar a Sam empujándole suavemente con las palmas de las manos sobre su pecho. Mala idea. Los latidos del corazón al otro lado de la caja torácica reclamaron atención como lo harían unos tambores de guerra.

-Por favor…-Un susurro ronco y suplicante cosquilleó el oído de Katrina.

No podría seguir resistiéndose mucho más, sobre todo teniendo en cuenta que lo hacía en contra de sus propios anhelos. La negativa venía únicamente motivada por el riesgo de hacerle daño. En sus planes no entraba que Sam pudiera desearlo con tanta fervorosidad, ni que fuera tan convincente, tan obstinado. Se rindió. Era más fuerte que ella. Aunque solo fuera ese día, lo era.

Levantó la barbilla hacia su cuello. Con su mano derecha le atrajo hacia ella gentilmente. Acarició con su abrasante lengua la carótida del chico. Sam gimió de anticipación. Los colmillos atravesaron su carne sumiéndole en un torrente sofocante. Rodeó a Katrina con los brazos, con toda la fuerza de la que era capaz. Haciéndole saber que no desaparecería. Que no huiría.

Siguiente >> CAPÍTULO 33

¿Te gusta mi trabajo?

Puedes ayudarme uniéndote a mi Patreon o invitándome a un Ko-fi 🙂

Estreno del capítulo 33: 04.02.2021

¡¡Gracias por leer!!

Sígueme aquí para no perderte nada 😉