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**DISCLAIMER** Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.
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Capítulo 31
“¿Sam?”
Undisclosed Desires
En la habitación de Katrina, Sam y ella estaban sentados frente al piano. La tapa de este estaba abierta. La estancia se iluminaba con una suave luz solar que no llegaba a despuntar del todo por culpa de las nubes.
-Las notas están divididas de doce en doce, de modo que esto es un Do.-Katrina pulsa la tecla del piano que corresponde.-Este también al igual que este, pero no suenan igual. Si te fijas la cuerda vibra al doble de la velocidad de uno a otro.
-¿Y las teclas negras?
-Las teclas negras representan, en este caso, Do sostenido que es aquello que está por encima del Do, también es el Re bemol que sería aquello que está por debajo del Re. Y así sucesivamente con el resto. De más grave a más agudo. Son doce notas en total y todas son importantes independientemente de que su tecla sea blanca, negra o sea cual sea su nombre ¿Me sigues?
-Sí, sí.-Dijo Sam de forma escueta con sus ojos enfocados en las manos de Katrina sobre el piano.
-Bien. Vamos con los acordes.-Katrina se endereza frente al instrumento.-Los acordes son combinaciones de al menos tres notas tocadas al mismo tiempo. Por ejemplo.-Colocando las manos de manera que Sam pueda ver el movimiento marca las teclas y las pulsa a modo de demostración. Realiza algunos cambios en los que se aprecian distintas posibilidades.-Todos están clasificados. En la estantería tengo cuadernos de apuntes donde puedes verlo. Cada clasificación depende de la distancia a la que se encuentran las notas. Da completamente igual con qué instrumentos los toques o el número de ellos porque siempre serán los mismos. Ahí está el reto, ser original a la hora de usarlos.
-Sí…
-Aprender esto es muy útil porque a la hora de leer una partitura.-Levanta las manos por encima del teclado para coger un libro del atril. Lo abre frente a Sam.-Entenderás la música por bloques en lugar de leer nota por nota. Esto lo simplifica muchísimo porque el cerebro humano trabaja por bloques. Como con el lenguaje por ejemplo, a la hora de hablar no piensas letra por letra sino palabra por palabra. Pues esto es lo mismo.-Katrina vuelve a depositar el libro donde estaba.-Podrías ir empezando a dar forma a esa melodía que me comentabas para tu canción, aunque sea de forma simple. Poco a poco iremos progresando.
-Esto es más amplio de lo que me imaginaba…
-Sam… No te voy a mentir. Entrar en esa academia no va a ser fácil y si lo consigues te vas a encontrar con gente muy preparada. Pero no es imposible. No es como si no supieras absolutamente nada, y es evidente que tienes buen oído y mucho talento. Aun así, va a ser duro. Mucho trabajo ¿Estás seguro de que es esto lo que quieres?
-Sí, es lo que quiero.
-El trabajo con pasión no es trabajo ¡Ya verás lo rápido que aprendes! Además, me voy a ocupar de ello personalmente.-Katrina levanta la barbilla en un gesto vanidoso teatralizado.
-La que se viene…-La frente de Sam cayó sobre el hombro de Katrina. Ella le abrazó. Su piel se había vuelto más cálida desde que bebió de él. Era agradable. Un auténtico refugio.
***
La noche alcanzó a un Sam sumergido en una avalancha de acordes y más acordes en lo que ponía en práctica lo aprendido. Katrina tenía razón. Era muy útil, aunque no muy divertido. Sin embargo, a lo largo del día algunas luces se habían iluminado en el camino. La música que tenía en la cabeza desde hacía meses empezaba a tomar forma y escucharla cobrar vida le llenaba de alegría. Puede que no fuese fácil. Puede que no llegara a quedarse ni siquiera cerca de cumplir su objetivo. Pero quería intentarlo, esa motivación en su interior era tan poderosa que el miedo a no llegar a nada perdía fuerza incluso antes de querer aparecer.
Su estómago le alertó de que la hora de cenar se había pasado hacía un buen rato. Se levantó estirando la espalda que crujió agradecida por el cambio de postura. Sam entró en la cocina en busca de algo que comer. Desde lo ocurrido con Lizbeth se había instalado en Blackesley obligando a los vampiros a tener una compra semanal en la nevera.
-Buenas noches, Sam.-Saludó Hans antes de dar un sorbo al contenido de su taza.
-Hola Hans ¿Y Katrina?
-¡Anda! Yo pensaba que estaba contigo.
-Lo estaba, pero hace unas horas que no la veo.
-Habrá salido. De hecho…-Hans mira al techo como si contara mentalmente.-Sí, hoy le toca alimentarse.
Sam se detuvo en el sitio con el sándwich en la mano.-Alimentarse…
-Sí.
-¿No vas con ella?
-Katrina y yo tenemos discrepancias al respecto. Yo me alimento en el club de Herish, allí hay… voluntarios. A ella eso no le gusta.
-¿Y… a dónde va?
-¿Nunca se lo has preguntado? Qué poco curioso eres.
-Bueno, no estaba muy seguro de querer saberlo.
-Y ahora “de repente” has cambiado de idea.
-Sí…
-No creo que le importe que te lo cuente, tampoco es que sea un secreto. Katrina va a la cárcel nacional y se alimenta de los presos de alta seguridad.
-De los presos…
-Según ella beber sangre es una agresión y siempre entraña cierto riesgo. Ya que no le queda otra que hacerlo piensa que es la opción más… ¿Justa? Es un poco dramática dejémoslo ahí.-Hans sonrió divertido al ver la cara de Sam. No parecía que le hiciera demasiada gracia.-Es un acto fisiológico no tiene ningún significado.
-Ya, ya…
-Ten cuidado con lo que deseas Sam… Está escrito por toda tu cara.
-No sé de qué hablas.
-¡Vamos! No voy a juzgarte. Sé de primera mano que es… agradable. Además, viniendo de Katrina con la influencia que tiene… es raro que no te hayas vuelto un yonqui.
-Te equivocas.
-Vale, vale. Solo es una suposición. No has dejado de mover la pierna nerviosamente desde que lo he mencionado.
-Se alimenta. Ya está.
-Claro. Eso es.
La sonrisa de Hans no se esforzaba ni un poco por desaparecer. Estaba disfrutando con la sangre de Sam hirviendo de celos. El muchacho tenía carácter debajo de esa capa de adolescente rebelde inocentón. Estaba deseando ver que ocurría cuando Katrina volviera. La sangre de ella aún corría por las venas de él, eso no iba a mejorar la situación.
La puerta crujió. Los ojos de Sam se cruzaron con Hans. Lo que pudiera pensar le importaba poco. Se levantó de inmediato. Hans le siguió esperando ver un buen espectáculo.
-Mira, vienen todos los hombres de la casa a recibirme.
Cuando sus ojos se encontraron no hubo una sola duda. Katrina había bebido la sangre de otro, podía sentir la vibración por todo su cuerpo la sangre de él ya no estaba. Sabía que Katrina no quería ponerle en peligro. Era una reacción irracional, pero le molestaba no ser el elegido.
-¿Va todo bien?-Preguntó Katrina ante la mirada helada que le estaba echando Sam sin ningún motivo aparente.
-Sí… va bien.
-¡Estupendo! ¿Has estado practicando?
-Sí…
-¿Me enseñas lo que has hecho?
-Sí…
-¿Sam?
Él no le estaba mirando. Sus ojos se habían perdido en algún punto del suelo con la primera pregunta. Aquella sensación era muy desagradable. Como si hubiera otra persona en la habitación observando. Un ente extraño, que rodeaba a Katrina con sus brazos. Interponiéndose entre ellos. Impidiéndole ver nada más.
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