“Sus labios susurraban…

Sus labios susurraban palabras ininteligibles cada vez a mayor velocidad. Las rodillas se doblegaron, su espalda se arqueó hacia atrás hasta que su coronilla tocó el suelo. Sus ojos quedaron en blanco perdiendo por completo la voluntad, y entonces, un extraño símbolo ardiente apareció en su frente. Para cuando recuperó la consciencia ya había desaparecido, en su lugar, solo quedaron llamas, cenizas y una promesa:

“Estamos juntas”

Black forest, La niebla