Leer desde el principio AQUÍ
**DISCLAIMER** Esta novela contiene palabras malsonantes, consumo de drogas y escenas de violencia y/o abuso.
Anterior>>CAPÍTULO 18
BLACK FOREST, LA NIEBLA
Capítulo 19
“Voy a morir”
Tonight is the night I die
2011, Black Forest.
-No podéis si no es acompañados de un vampiro.-Una profunda voz explicaba de forma intimidante los motivos por los que Sam y Gabriel no iban a cruzar la misteriosa puerta bajo el neón.
-Estamos con Hans… Solo déjanos entrar a buscarle…-Explicó Gabriel.
-¿Pero tú no habías venido aquí antes?-Preguntó Sam sin entender.
-Bueno… no realmente.
-¡¿Qué?!
-Tiene que estar dentro con Katrina, ella también nos conoce ¿Por qué no les preguntas? Te lo dirán.-Gabriel seguía ofuscado con la voz misteriosa.
-“Ellos” no me han dicho que tuvieran compañía. Conocen perfectamente las normas del local ¡Largo de aquí, antes de que pierda la paciencia!
-Vienen conmigo.-A su espalda una sinuosa figura femenina de pálida piel, cabello lacio platino y enormes ojos rojos se acercó a la puerta con la determinación férrea de atravesar al otro lado.
La voz soltó un suspiro frustrado.-Muy bien… pero más vale que os comportéis ahí dentro… lo digo por los tres.
-¿Por quién me tomas?-La mujer se apartó la melena de un hombro ofendida. La puerta se abrió.-¿Entráis o no?-Preguntó a los dos chicos rezagados a sus espaldas.
Entraron sin pensarlo detrás de la enigmática chica. El pasillo era oscuro, poco a poco el murmullo de música estridente y alboroto se hizo presente, hasta que la oscuridad dio paso a un cúmulo de luces estroboscópicas, láseres de colores y focos. El espacio cilíndrico estaba dividido en tres zonas. Dos elevaciones y un foso. En las partes altas había zonas de descanso, barras de bebidas y lugares más privados. En la parte baja solo se alcanzaba a ver la marea de brazos en alto cada vez que la luz los iluminaba. Un escalofrío voraz se adueñó del cuerpo de Sam al ver brillar numerosos ojos rojos a su alrededor. Bailaban cerca unos de otros ofreciéndose dentelladas y sonrisas macabras.
-¿Es una estación de metro?-Susurró Gabriel.
-Bienvenidos a “Panic Station” chicos.-Anunció ella.
-G-gracias por ayudarnos a pasar.-Tartamudeó Sam.
-No es nada.-Al levantar las comisuras de sus labios los colmillos brillaron amenazadores.
-Bueno nosotros tenemos que buscar… tenemos que irnos…-Gabriel agarró a Sam de la muñeca cuando la chica se puso en medio.
-Ve tú solo.-Expresó ella mirándole profundamente.
Las pupilas de Gabriel perdieron su brillo.
-De acuerdo.-Contestó inexpresivo con la mirada perdida.
-¿Qué? ¡No, Gabriel! ¡Espera!-Gritó Sam hacia la marabunta de gente entre la que había desaparecido su compañero. Una mano gélida le detuvo.
-Tranquilo, ya volverá.-La desconocida clavó sus ojos sobre los suyos.-Hueles a ella… hacía mucho que no reconocía en nadie su pútrido olor.-El frío sobrenatural en las sienes de Sam era una sensación que ya había vivido antes.-¿Qué es lo que ha visto en un muchacho como tú?-La mujer entró en su espacio personal y el frío en las sienes se volvió doloroso.-No puede ser…
***
-Venga Katrina… no puedes estar enfadada conmigo para siempre…
-Hans vinimos aquí con un propósito. Cuando me dijiste que me acompañarías me prometiste…
-Lo sé… lo sé… -Le interrumpió.-Si me dejas que te explique como ha sido…
-¡Calla!-Katrina le puso la mano en la boca.-¿Qué hacen ellos aquí?
-¿Quiénes?
-Sam… y Gabriel… ¿No le habrás dicho…
-Mierda…
-Se han separado…
-¿Qué está pasando Katrina?-Hans estaba desesperado incapaz de percibir nada entre tanta gente.
***
Su mente se nublaba, no podía mover un solo músculo, algo no iba bien. Aquella sensación le recordaba inequívocamente a la noche de la pesadilla con Katrina. Sin embargo, en esta ocasión era mucho más agresiva. Entre la niebla vislumbró los ojos de la mujer, pero su rostro había cambiado, era pequeño, infantil.
-Eres… una niña…
Con aquellas palabras Sam apartó la niebla. Ante él, ese rostro aniñado se desencajaba mostrando unas fauces diabólicas que se cernían sobre él.
***
Katrina se movía a toda velocidad entre la gente en busca de un latido familiar que aumentaba de frecuencia ante el peligro inminente. Hans le seguía de cerca cuando ella frenó de pronto.
-¿Pero qué…
-¡Gabriel!-Katrina señaló al otro lado de la pasarela. El chico caminaba sin rumbo con los ojos perdidos.-Le ha manipulado ¡Ve a buscarle!
Sin dudar, Hans obedeció la orden. Se separó de Katrina para ir al encuentro de Gabriel. Sorteando vampiros y acompañantes de estos llegó hasta él.
-¡Gabriel!-Los ojos de ambos se encontraron. El velo de manipulación sobre su rostro desapareció.
-Hans…-Susurró y cayó a sus pies.
***
Gritó de puro terror. Trató de zafarse del agarre, pero era inútil. Las pequeñas manos de la niña se aferraban a él clavando sus uñas en su espalda. Dos puntos afilados rozaron su yugular. Cerró los ojos. Una idea cruzó su mente. Una idea simple, pero certera. “Voy a morir”.
En ese instante, algo cortó el aire entre ellos como una flecha. Sintió el cuerpo de alguien abalanzándose sobre él. Volvió a mirar y descubrió a Katrina con el brazo interpuesto en la boca de aquel monstruo. Estiró el codo con un movimiento cortante que mandó a la chica metros atrás. Ella cayó a cuatro patas con una sonrisa retorcida sobre el rostro.
-Katrina… has tardado bastante… pierdes facultades…-Sus ojos seguían brillando puramente rojos atravesando los cabellos blancos.
-Lizbeth… Cuanto tiempo…
-No el suficiente… ¿Qué estás buscando?… Aún quieres más…
-Te equivocas.
-Me ha echado de su cabeza… y al no ser un vampiro solo puede significar una cosa.
-Cállate.
A esas alturas la multitud había formado un círculo en torno a la escena, después de todo, no era habitual que dos vampiresas tan poderosas coincidieran. Los cuchicheos y elucubraciones se extendían alrededor como la peste.
-El mismo lugar… los mismos ojos azules…
-¿De qué está hablando?-se atrevió Sam a preguntar.
-¡Oh! Pobre Sam. Tu querida Katrina no te ha dicho nada… Una manipulación tan temprana no se puede desperdiciar con la verdad.
-Lizbeth cállate…-Ordenó Katrina una segunda vez.
-Vamos… seguro que te ha rondado la cabeza en algún momento… ¿Qué habrá visto una vampira en un muchacho de pueblo huérfano de padre con una madre alcohólica?-Ella hizo caso omiso y sonrió con satisfacción al ver la cara aterrorizada de Sam cada vez que revelaba algo de su propia vida.-Todos buscan algo… Katrina y yo lo sabemos bien ¿No es cierto?
Katrina no respondió a sus provocaciones. Sus ojos se encontraron con Hans que apareció con Gabriel de la mano. Lizbeth se rio a carcajadas.
-Tú y tus ideales inquebrantables Katrina ¿Cuánto piensas alargar la farsa? Caminas bajo el sol, ansías el poder, tus fieles súbditos te siguen sin dudar, tienes a un muchacho vulnerable tras de ti… es cuestión de tiempo que le esclavices…
-No soy cómo él.
-¡Vamos Katrina! Todos vemos la corrupción en tu pureza ¿Por qué no les cuentas a todos como dejaste que aquella bruja muriera en tus brazos? ¿Por qué no les cuentas por qué lo hiciste?
-Lizbeth…
-Ya te adelanté una vez… volveré a hacerlo…
-¡Lizbeth!
-Su sangre huele igual…
No se contuvo más. Dentro del túnel se levantó el viento. U viento antinatural en un lugar tan hermético. La piel de Katrina pasó de blanquecina a azulada a medida que sus venas se marcaban en ella como vetas en la madera. Lizbeth cayó al suelo de nuevo presa de un intenso dolor. Entre sus alaridos reía de forma cínica incitando a Katrina a que fuera a más. Sam estaba clavado en el sitio observando a aquella niña que no aparentaba tener más de unos 13 años retorcerse en sí misma en una escena grotesca y terrorífica. Ella le devolvió la mirada, sus labios se movieron, pronunció una palabra. Una sola palabra. “Huye”. Y así fue. Sam corrió hacia la puerta de salida sin mirar atrás. Hans recibió la petición telepática de Katrina, y con Gabriel de la mano, salió en su busca.
-¡Si no acabas conmigo iré por él! ¡Te lo aseguro!
Katrina se acercó amenazante a Lisbeth dispuesta a cumplir con sus deseos. Poca era la distancia que les separaba cuando una voz femenina se alzó interrumpiendo la tormenta de viento alrededor.
-¡Basta!
El aire pasó a moverse a cámara lenta hasta que se detuvo por completo. Una joven que debía superar la veintena, con el pelo azul y los ojos amarillos, se abrió paso entre la gente hasta encontrarse con la escena.
-Es suficiente. No permito este tipo de altercados en mi local. Si queréis mataros, perfecto, pero hacedlo fuera.
-De todos modos.-Masculló Lisbeth levantándose a duras penas.-Este sitio es una mierda.
-En ese caso no te molestes en volver.-Le contestó la mujer del pelo azul.
-No me lo supliques.-Lisbeth se alejó entre la gente hasta desaparecer.
-Mira que ha venido pocas veces, pero siempre que lo hace hay algún problema.
-Lo siento Deborah… me he dejado llevar…-Katrina torció el gesto para encontrarse con esa mirada dorada.
-Nos las hemos visto en peores.-La chica puso una mano cómplice sobre el hombro de Katrina.
-Y que lo digas…
***
Después de metros de túnel oscuro Hans y Gabriel alcanzaron a Sam. Iluminado por una tenue luz anaranjada proveniente de las farolas de la carretera, observaba el círculo de la alcantarilla por la que había entrado. Estaba demasiado alto y los salientes que un día habían servido de asideros ya no estaban allí. En su lugar múltiples arañazos se dibujaban en lo largo del tubo. Era una entrada por la que no se podía salir. “No podéis si no es acompañados de un vampiro”. Así se aseguraban de que aquellos que salían a la superficie estaban de su parte. Era una ratonera.
-Sam.-Hans pronunció su nombre. La palabra fue repetida por el eco como un mantra.-Tranquilo.
-¡¿Tranquilo?!- Retrocedió un par de pasos. Respiraba entrecortado por la carrera y su corazón latía más fuerte que nunca. Cada tejido que formaba su musculatura estaba preparado para salir corriendo.- ¡¿Cómo quieres que esté tranquilo?! ¡¿Quién es Lisbeth?! ¿Y cómo sabe…
-Se ha metido en tu cabeza y lo ha visto.-Contestó Katrina apareciendo entre las sombras. Su piel había vuelto a su blanco habitual, así como sus iris grises.- Lo has sentido ¿Verdad? El frío punzante. Esa es la presencia.-Katrina detuvo la explicación ante la cara descompuesta del chico. Él ya sabía a lo que se refería. Ya lo había sentido antes. El frío de las pesadillas.-Te dije que contestaría a tus preguntas, pero… ¿Quieres saber las respuestas?
¿Te gusta mi trabajo?
Puedes ayudarme uniéndote a mi Patreon o invitándome a un Ko-fi 🙂
Siguiente>>CAPÍTULO 20
¡¡Gracias por leer!!
Sígueme aquí para no perderte nada 😉